Tras llevar dibujando desde que tiene memoria, Robert se empezó a interesar por el tatuaje en la adolescencia, fascinado por la estética de la juventud rebelde inglesa de los 70, a la que llegó a través de la música, tras empezar a tatuarse, decidió probar.

Todo empezó de la forma más rudimentaria, con una máquina casera y pocos medios, interesado sobre todo en el tradicional americano, pero con ganas de experimentar.

Con el tiempo descubrió el estilo japonés, que poco a poco pasó a ser su principal influencia.